La Escencia de los CUENTOS SIN TIERRA

La esencia de este montaje se remonta a mis años de infancia, tiempo en el que tuve la gran oportunidad de escuchar la música de una guitarra interpretada de forma magistral por un guitarrista flamenco, según dice mi madre. Por cosas del destino y después de muchos años, inicie un proceso analítico para corregir comportamientos que no me hacían nada feliz. Gracias a que los recuerdos curan y además son insumos muy valiosos para la producción artística, encontré vestigios importantes que me han conducido por este sendero y que hoy son los responsables de mi destino de artista.

Recuerdo que en una de las sesiones con el analista inicié el recuento de lo que fueron algunos pasajes de mis años de chaval, en los que mostré una inclinación decidida desde muy niño por el oficio de artista y sin embargo no la recordé cuando ingresé a la universidad, estudiando una carrera que no era lo que en el fondo yo deseaba.

Este montaje atiende los deseos y los recuerdos de esos días de chico inquieto por la guitarra, los gitanos, el sonido, la armonía y los cuentos. Mi padre solía decir: “Vosotros como sigáis con esas inclinaciones vais a ser unos buenos para nada”, refiriéndose al grupo de chavales con los que yo me relacionaba.

Para concluir mis argumentos creo que preciso decir que una terapia tan controvertida como lo es el psicoanálisis salva sin duda alguna incluso a sus detractores y que en mi caso la paz se sembró en mi corazón desde que expresé con gran convicción en una de las sesiones: “Así me muera de hambre yo me la jugaré por el arte”.

Definitivamente “Cuentos Sin Tierra” se me sale por entre la piel, ya que a cada momento estoy pensando cómo entonar un cante, cómo afinar “la media guitarra”, cómo introducir este cuento, qué paso flamenco usar al salir al escenario, qué traje sería más vistoso, qué cuentos son más contundentes, es decir, este montaje ya tiene vida propia.